martes, 29 de octubre de 2013

Cómo Hacer Una Asamblea Democrática (Manual)

Cómo Hacer Una Asamblea Democrática (Manual)
Circulo de Educación Crítica e Integral (CEdCIn)
Seminario de Educación Popular para América Latina (SEduPopAL)



Presentación
A continuación presentamos una serie de observaciones y recomendaciones sobre lo que debe ser una asamblea. Estas afirmaciones son fruto de la participación en un número no pequeño de reuniones de este tipo por parte de los que signamos; no pretenden ser dictados, normas o condiciones, ni para hacer una asamblea ni para llevarla al éxito. Intentamos sistematizar nuestra experiencia al respecto sin mayor pretensión que contribuir a la transmisión de la misma. Por lo mismo, cualquier observación, señalamiento, aportación o aclaración nos parece pertinente y será bien recibida.
De igual manera pretendemos hacer de éste un texto sintético con ideas generales, redactadas a manera de afirmación. Sin embargo, por la naturaleza del tema, ha sido inevitable colocar argumentos subjetivos que inician (o finalizan) discusiones polémicas; cuando así ha sucedido hemos preferido dejarlo con la intención de generar reflexión que se verá plasmada en otro documento, así que, igualmente, si creen que algo se tiene que discutir, invitamos a que se generen los espacios y mecanismos pertinentes para ello.

Introducción
Creemos que, recientemente (del siglo XIX a la fecha), los seres humanos han buscado formas de organizarse, de tomar decisiones en colectivo que van más allá de lo natural y del destino manifiesto. Muchas formas se han generado y nuevas van emergiendo.
La asamblea tiene una connotación histórica (desde la revolución francesa hasta los actuales movimientos de liberación de América Latina), contra-hegemónica y revolucionaria (no siempre) cuando se basa en ciertos principios éticos, como la igualdad entre los miembros que la conforman y la intención de incluir a los más a través de la auto representación, sin delegación en instrumentos y personajes secundarios.
Es importante subrayar esto toda vez que lo que está aquí escrito pretende ser un instrumento para personas en estas circunstancias, es decir, libres y de compromiso revolucionario. No pretende ser una suerte de definición de “asamblea”, somos conscientes de que al día de hoy se experimentan con otras formas en la toma de decisiones, sólo queremos puntualizar lo que nosotros hemos experimentado exitosamente como asamblea.
Por otro lado también la asamblea es una forma natural de organización que requiere de pocas premisas y pondera la discusión y la argumentación humana por sobre ideas de status quo, destino manifiesto o criterios de autoridad; razón por la cual creemos también es un instrumento para interrelacionarnos con nuestra realidad y aprender de ella. Por ello también incluimos este manual en el contexto de técnicas pedagógicas de la educación popular.

Cd. De México, Octubre del 2013




Manual para hacer una asamblea
Paso 1. Asegúrese de querer hacer una asamblea
El acuerdo puede tener diferentes fuentes: casualidad, necesidad, deseo, moralidad. Por lo anterior, las condiciones en las que una asamblea se llevará a cabo pueden variar mucho, lo cual, a su vez, puede hacer variar su efectividad, sobre todo si un sector se siente coercionado u orillado de alguna manera.

Así pues, es importante hacer patente que todos los convocados a una asamblea tienen que esforzarse o tolerar algo; el acuerdo parte del hecho de que la asamblea nos deja en igualdad de condiciones a todos pero también establece un compromiso implícito, que es donde radica la fortaleza de esta forma de toma de decisiones.
Es importante convocar a partir de un temario en un lugar representativo o de fácil acceso a la mayoría y en un horario que sea conveniente para la extensión de la discusión.

Paso 2. Nociones comunes
Previo a participar en una asamblea, como parte del preámbulo, es saber algunas cosas que agilizarán la discusión y nos permitirá sentirnos incluidos tanto en las argumentaciones como en la toma de acuerdos.

Ø   Una asamblea es un ejercicio de horizontalidad. Partimos del supuesto de que los participantes en la asamblea somos iguales en tanto individuos, nadie tiene voto de calidad, derecho de veto, voto por principio de autoridad o alguna prebenda que distinga su derecho de voz y voto por sobre el del resto de los participantes de la asamblea. Eso no quiere decir homogeneidad, algunos participantes pueden sobresalir por su capacidad argumentativa o por su prolijidad en el trabajo, sin embargo su voz debe ser escuchado en las mismas condiciones que el resto y su voto debe contar por uno como todos los demás. Igualmente la posición más impopular de todas debe contar con las mismas garantías.

Ø   Una asamblea no es un foro abierto. La diferencia central entre una asamblea y un foro tiene que ver con la toma de decisiones en torno a temas determinados, por lo mismo contamos con un tiempo limitado para participar y escuchar el análisis del problema tenemos que intentar centrarnos en el tema. Una asamblea no es el lugar para hacer reflexiones sobre temas que no están directamente relacionados con la discusión, tampoco es un buen lugar para improvisar o simplemente cubrir nuestra necesidad de ser escuchados; debemos saber que algunas personas están haciendo esfuerzos de síntesis y análisis hacia un tema, además del esfuerzo que ya implica estar ahí, así que un distractor puede ser agresivo e irrespetuoso para con los participantes.

Ø   Tenemos que enterarnos, antes, de los temas fundamentales a discutir. Para evitar la improvisación y falta de elementos de juicio para decantarnos por una u otra posición es conveniente llevar investigado lo más posible sobre el tema a discutir.

Ø   Es bueno tener clara nuestra propia opinión o la falta de claridad de la misma. Para evitar sentimientos de manipulación o exclusión es bueno tener más o menos claro nuestra posición para saber si la asamblea me representa y está incluyendo mi punto de vista o para admitir que a lo largo de la asamblea mi punto de vista se modificó por visiones con las que estoy de acuerdo.

Ø   Tenemos que acudir con voluntad de consenso. En equilibrio con lo anterior, debemos ser conscientes de que acudir a una asamblea no garantiza que mi punto de vista prevalecerá intacto. Ocurre que a veces nuestra posición carecía de cierta información o de cierta practicidad y a lo largo de la discusión puede modificarse o ser cambiada por completo, ser conscientes de este proceso nos garantizará que podemos llegar a acuerdos de manera más fluida. Igualmente si existe alguien que está en desacuerdo con nosotros es importante escucharlo y contra-argumentar con paciencia y asertividad con el fin de que los acuerdos incluya a la mayor cantidad de personas posibles.

Ø   Consenso no es unanimidad. La voluntad de consenso no quiere decir que todo debe ser acordado por todos o que las propuestas de acción y sus respectivas argumentaciones son, al unísono, el pensamiento de la colectividad de individuos agrupados en la asamblea; son sentires generales acuerdos gruesos que no pretenden agotar la textura ni homogeneizar el pensamiento, son bases mínimas para seguir con lo colectivo, incluso puede ser que haya un sector que esté francamente en contra pero que la argumentación, las condiciones materiales y el peso de la mayoría sean suficiente como para no oponerse (disentir); es decir, que el desacuerdo no es esencial como para romper con la unidad de la asamblea y sus acuerdos.

Ø   El poder de la mayoría. Finalmente es importante tener conciencia de que algunas discusiones (en su totalidad o parcialmente) no se concluyan o que se haya llegado a posiciones irreconciliables respecto a un tema o bien que los desacuerdos ya no pueden solventarse (por tiempo, por falta de conocimiento o por circunstancias ajenas a las del colectivo); en ese caso una “Asamblea democrática” debe someter a votación algunas cosas y la mayoría gana (pueden acordarse previamente las formas de la mayoría: como mayoría calificada, mayoría simple, etc.), es importante saber de antemano que cuando eso suceda todos los participantes de la asamblea estamos obligados a llevar a cabo los acuerdos y argumentar los mandatos de la misma y asegurarnos que los demás miembros sigan en esa dirección.

Paso 3. Las condiciones materiales
En la medida de lo posible tenemos que procurar las condiciones que nos permita estar, a los individuos que vamos a participar el mayor tiempo posible discutiendo, con mediana comodidad. Asientos, altavoces, pantalla, mesas, luz, etc. No digo que una asamblea debe tener todo esto[1], el punto es que si todos los asistentes son conscientes de lo que debemos procurar nos acercaremos lo más posible a las condiciones óptimas, apreciaremos el esfuerzo de las/los que garantizaron las condiciones y sabremos que estamos discutiendo en las mejores condiciones que nos hicimos con este propósito.




Paso 4. Para comenzar la sesión

Hasta aquí hemos procurado una serie de condiciones que nos pueden hacer pensar (correctamente) que el esfuerzo, para llevar a cabo una asamblea hace mucho que arrancó, ahora es importante resolver detalles técnicos que permitan organizar la discusión y darle orden a la sesión.
Ø  Es importante llegar temprano. Eso permitirá tener más tiempo para discutir sin empezar estresados o molestos porque el esfuerzo no fue igual para todos los asistentes en acudir puntual a la cita. En caso de ser imposible debemos saber y aceptar que no estaremos incluidos en una parte de la argumentación, pero igualmente estamos comprometidos a reconocer como válida esa parte de la asamblea.
Ø  Elijamos una mesa y aclaremos sus funciones. Una mesa debe:
ü   Organizar la discusión.
ü  Regular las intervenciones.
ü  Hacer síntesis de lo discutido (acta)
ü  Organizar la toma de decisiones, así como
ü  Asentar cuales son las mismas (minuta)
Se recomienda el uso de al menos tres personas para que lleven conjuntamente la mesa, de preferencia (al menos uno) con experiencia.

Paso 5. Organizar la discusión
Es importante que se aclare al comienzo la temática a discusión y fijar los límites o alcances (en términos de las necesidades) que tendrá la asamblea. Esto ayudará a que los oradores no se dispersen por desconocimiento. También es conveniente que se fijen reglas que obedezcan más a la experiencia local, por ejemplo, fijar tiempo para los oradores si se ha experimentado con sujetos que abusan de la palabra, establecer el número de turnos a la palabra, particularidades de la votación, modo de pedir la palabra, etc.
Aquí es importante resaltar algunas funciones que debe cumplir la mesa.
Ø  Elegir la forma de registro. Deberá decidir la forma en que irá registrando la discusión: grabación (si se quiere versión estenográfica), mapas conceptuales, cuadros de ponderación, palabras clave, oraciones sobresalientes o propuestas concretas (vaya, lo que le sea más cómodo).
Ø  Encausar la discusión. La mesa procurará que la reunión sea lo más eficiente. Algunos mecanismos convenientes son:
ü  Llamados a no repetir argumentos, a no personalizar, a centrarse en la temática.
ü  Pedir que se argumente puntualmente.
ü  Si no ha entendido algo debe pedir a que se argumente más
ü  Recoger, de los que no están interviniendo, inquietudes como dudas, aclaraciones, problemas locales.
ü  Debe asegurarse de que todas las posiciones de la asamblea tengan acceso al uso de la palabra para que ninguna postura quede al margen de la toma de decisiones.
ü  Estar atenta a conflictos, a que no se ejerza violencia sobre ningún miembro de la asamblea, que no se coaccione, intimide o limite a nadie (fuera de las reglas fijadas por el colectivo para la discusión).
ü  Debe “medir” cuando una discusión ya está agotada para decidir el mejor momento para tomar decisiones.
Paso 6. La toma de decisiones.
Es importante que la mesa tenga mecanismos establecidos con anticipación para recoger la voluntad de la asamblea, como los que se mencionan a continuación.
Ø  Consenso. Hacer explícito cuando algo ya es conceso (es decir que no se necesita votar por que no existe argumentación en contra).
Ø  Conciliar. Generar o recoger propuestas que concilien puntos de vista que discrepen pero no se contrapongan (es importante argumentar en términos de lo ya dicho para que la mesa no termine añadiendo cosas que no ha dicho la asamblea, lo que se le conoce como manipulación).
Ø  Diferenciar. Resaltar las diferencias de forma que tengan dos propuestas que no se concilian.
Ø  Votar. Someter a votación de forma clara y con los mecanismos adecuados las propuestas que no se concilian.
Ø  Hacer fluir la asamblea. Aclarará cuando existan posiciones contrapuestas en lo esencial (que por lo tanto no se pueden votar), con la intención de que la asamblea genere mecanismos para resolver (dentro de la misma reunión o no) dicha contradicción. Esto tiene por finalidad hacer que se discutan los otros temas pendientes o se haga un cierre de asamblea.
Ø  En caso de que se acuerden actos o acciones es importante pedir que la asamblea elija los responsables de cada acción así como plazos y, algunas veces, formas en que se ejecutará una decisión.
Ø  Finamente debe reafirmar la idea general de la decisión que se ha tomado (decir cuál es el acuerdo y las generalidades de la argumentación), así como puntualizar los temas o diferendos que se tendrán que discutir en futuras asambleas.

Paso 7. “… y se repite”
Es decir, se deben implementar los pasos 5 y 6 las veces que se haya acordado o las necesarias para agotar el temario (agenda, puntos a discusión, como sea).

Paso 8.  La redacción de acuerdos
Es labor de la mesa redactar y hacer pública, en un tiempo razonable y en las formas acordadas, la minuta que contenga los acuerdos, las argumentaciones, los temas pendientes y avances en la discusión para escrutinio de todos los participantes en la asamblea. Es obligación de todos los participantes en la asamblea buscar los acuerdos y asegurarse que están redactados según lo discutido y acordado[2].

Paso 9. Seguimiento de acuerdos
Un elemento distintivo de la asamblea (en lo que radica su fuerza) es que, al ser un esfuerzo horizontal, basada en la discusión personal (y humana), todos los participantes están obligados a acatar los acuerdos (haya sido o no su propuesta la que prevaleció). La obligación no proviene de una acción coercitiva ni un pacto de complicidades deshonestas o inmorales; proviene de la legitimidad del instrumento, es decir, del hecho de estar convencido de las razones por las que se llegó a ese acuerdo. Definitivamente no debe ejercerse una coacción (ni física ni emocional) que obligue a alguien a hacer algo con lo que no está de acuerdo; así que todo individuo debe asegurarse que la asamblea contenga su voz (aun respondiendo a las diferencias), no en una intención homogeneizante sino en un instrumento de respeto a la colectividad y de inclusión en la otredad mayoritaria.
Por todo lo anterior, es importante decidir qué acciones están en nuestras capacidades (y habilidades), para contribuir a llevarlas a cabo, para buscar a los responsables y hacer realidad los acuerdos, a la vez que se vigila que la voluntad del colectivo se lleve a cabo tal y como se imaginó en la asamblea.
Es éticamente censurable cuando un participante en una asamblea no está dispuesto a seguir los acuerdos sólo porque no representa exactamente lo que había proyectado.

Paso 10. Estar atento en la ejecución de los acuerdos y preparación de la próxima asamblea
Es necesario involucrarse a fondo en que los acuerdos se lleven a cabo y al mismo tiempo es bueno registrar tanto cuando dan los frutos deseados, como cuando no se consigue; incluso cuando no se llevan a cabo las acciones porque materialmente no fue posible, es importante registrar las razones y las causas. Todos estos elementos nos darán materia para mejorar y decidir mejores estrategias en la próxima reunión. Finalmente todas esas observaciones y los temas pendientes constituyen materia de la próxima asamblea.

Conclusión
La asamblea (como todo proceso de discusión y toma de decisiones) es perfectible e inacabada, es un instrumento no un fin y si se tienen ya estandarizadas o consensadas las formas y somos respetuosos de ellas, resultará en que la fuerza y atención de los activistas, militantes e individuos que se den cita en ella, estarán más atentos a las otras partes del proceso que a la forma misma. Si además se siguen procesos de voluntad democráticos la forma será una parte de nuestros instrumentos de lucha, es decir la asamblea en sí misma será un arma más contra las formas de imposición en una relación de dominación.


CEdCIn-SeEduPopAL,
Octubre del 2013



[1] Existen ejemplos de asambleas que se desarrollaron en condiciones realmente complicadas, pero la combatividad de sus asistentes y la voluntad de decidir en colectivo era más fuerte; justo la idea es asegurarnos de que las condiciones fueron las mejores posibles según el esfuerzo de todos y los recursos del momento
[2] Esto no implica que la minuta bebe estar redactada tal y como yo la hubiera redactado. La mesa será lo más general posible, pero no hay que olvidar que es un compañero con su subjetividad que incluye estilo, afinidad, etc. No se trata de hacer una asamblea sobre la asamblea.

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